Cuatro errores habituales al crear una empresa

Ruth María Álvarez Carrasco
Ruth María Álvarez Carrasco
Cuatro errores habituales al crear una empresa

La idea de ser empresario resulta muy atrayente: eres tu propio jefe, llevas a cabo tu proyecto, y, si tienes éxito, creas valor en la sociedad.

Una empresa es un ente con forma jurídica propia. Puede que ya seas autónomo y decidas dar el paso de hacerte empresario. Ambas figuras son distintas. En ocasiones se confunden, pero son formas de estar con claras diferencias. Un autónomo trabaja para sí mismo e incluso puede tener empleados. Un empresario genera valor y compromiso con su entorno, creando algo nuevo, la empresa, la cual tiene personalidad particular y su evolución va más allá de su creador. Es cierto que hay personas que tienen su negocio bajo la forma jurídica de empresa, pero no disponen de una mentalidad empresarial. Antes de iniciarte en este apasionante mundo, es bueno que te preguntes:

¿Cómo te ves? ¿Dónde quieres llegar?

Ser empresario es un camino de fondo, de prueba-error y también de descubrimiento interior. En este artículo quiero enumerarte algunos de estos fallos más comunes que cometemos cuando decidimos emprender.

Veamos esos cuatro errores habituales al crear una empresa:

1. Cuestiones legales y forma societaria

La creación de una empresa exige cumplir con las obligaciones legales de la Administración: Hacienda, Registro Mercantil, notaría, Seguridad Social… Y otras como la Ley de Protección de datos. Y todos estos trámites, que son esenciales, pueden llegar a consumir mucha energía ya que son inherentes a la creación de la sociedad y no se pueden obviar. En efecto, son aburridos y su exigencia inicial, te pueden desviar de tu actividad principal. Por eso, si no se te dan bien estas tareas, lo más cauto es que contrates a un asesor. Aun así, no dejes de lado el informarte por tu cuenta, conocer los plazos y hacer un esfuerzo en estudiar las cuestiones principales que atañen a tu empresa.

Sólo hay un CEO

Y, para finalizar con este apartado, ¿Te imaginas un barco en el que hubiese dos capitanes?
Esta cuestión, aunque no le demos importancia, es vital. Para que la empresa tenga éxito, todos sus miembros deben remar en la misma dirección y esa ruta la marca el CEO.
También es aconsejable establecer pactos entre socios de cara a futuras modificaciones en la estructura de la sociedad, como ventas o ampliaciones de capital.

2. Ausencia de Plan de negocio

Es frecuente pensar que si tenemos un buen producto solo nos queda abrir la tienda y esperar a que los clientes se enamoren de él. ¿Cómo no lo van a hacer, si tenemos el producto perfecto? O hablar de lo buenos que somos, pero no preguntarnos si al cliente le resolvemos algún problema con nuestro producto o servicio. Este es uno de los mayores errores de estrategia: no identificar quién es nuestro cliente y qué problema le voy a resolver.
Por eso el ejercicio de estudiar nuestro Modelo de negocio es la clave. Tómate tiempo en descubrir estos tres pilares fundamentales:

• Cuál es tu propuesta de valor.
• Quienes son tus clientes y
• Cuál es tu personalidad de marca.

Desconocer el propósito te hará navegar en un mar sin viento favorable. Para ello, te propongo realizar el Canvas Business Plan (tienes la plantilla en nuestra sección de recursos gratuitos).

3. Centrarse en el corto plazo

Una vez que ya tienes claro el punto anterior, es hora de definir el plan estratégico a largo plazo. Por supuesto que este plan es modificable ante imprevistos, pero las líneas generales de «cuál es el rumbo» han de ser exhaustivas. Cambiar constantemente los planes genera confusión en tu equipo, falta de dirección y de objetivo.
Confrontarnos con la competencia y querer parecerse a determinadas empresas, no funciona. Innova, aprende, adapta, pero no caigas en la comparación. Es bueno tener referencias, observar tu sector para aprender, pero descubre tu know-how, ve a tu propuesta de valor y mejórala. No pierdas quién eres.

4. Recursos mal gestionados

Es posible que, al comenzar con la creación de una empresa, se dispongan de abundantes fondos y se destinen hacia partidas que son totalmente innecesarias, o, al menos en ese momento inicial. Enfócate en el presente e invierte en aquello que te va a reportar valor: formación, herramientas clave que te harán crecen…

En la era tecnológica, pregúntate si para empezar necesitas una oficina, material en exceso y otras acciones sin foco. Hoy existen infinidad de plataformas con recursos gratuitos o planes asequibles, que el propio devenir diario te irá pidiendo si pasar al siguiente nivel o no.

Existen más errores, por supuesto. Quédate con lo importante y es que el error, nos enseña. Aun así, siempre es mejor ser prudente y conocer esos falsos destellos o caminos sin salida en los que otros han entrado para que, de esta manera. minimizar el impacto de perder tiempo y dinero.